Todos se rieron cuando mi gato trajo cachorros a casa… hasta que apareció la policía

Creí que sería una mañana cualquiera —hasta que mi gata dejó un cachorrito recién nacido en el piso de la cocina. Luego vino otro. Y otro más. Antes de que pudiera entender lo que pasaba, una patrulla se detuvo en la entrada de mi casa. La cara del oficial lo dijo todo: algo andaba mal, terriblemente mal. Pensé que Daisy había encontrado un milagro… pero cuando me explicó de dónde venían esos perritos, casi se me doblan las piernas…

Siempre he dicho que mi gata, Daisy, tenía un gusto por lo dramático. Es de las que arrastra calcetines, hojas y de vez en cuando una rana hasta el porche como si fueran trofeos. Pero nada —y de verdad quiero decirnada—me preparó para lo que ella trajo a casa esa fría mañana de octubre.

Era apenas después del amanecer. El pasto estaba húmedo y el cielo seguía gris. Escuché unos arañazos en la puerta trasera y la abrí, esperando el maullido de siempre y quizá una pluma o dos. En vez de eso, Daisy entró trotando con algo diminuto en la boca—algo que chillaba. Lo primero que pensé:¡Atrapó una ardilla!Pero cuando la dejó con cuidado sobre la alfombra, me quedé paralizado. No era una ardilla; era un cachorro.

Un cachorrito.

Daisy me miró como si acabara de hacer algo heroico. Entonces, para mi absoluto asombro, salió disparada y volvió minutos después con otrauna tras otra. Cuando terminó, ya teníatresbolitas de pelito temblando en el piso de mi sala, maullando bajito junto a mi gato, que se veía bastante satisfecho consigo mismo.