El último abrazo: lo que un niño le dio a su repartidor de pizza momentos antes del desastre

Se suponía que sería una entrega de pizza sencilla en un tranquilo viernes por la noche. La madre firmó el recibo, le dio las gracias al repartidor y estiró la mano para tomar la caja, pero su pequeño tenía otros planes. Sin pensarlo, rodeó con sus brazos las piernas del repartidor y susurró: “Chao, señor”. El hombre se quedó inmóvil, conmovido por el gesto, y respondió en voz baja: “Cuídate, campeón”, antes de volver a su auto. Parecía solo un instante fugaz de amabilidad. Pero, minutos después, todo cambió…

Todo empezó como un viernes cualquiera. Esa clase de noche en la que una madre, agotada tras una semana larguísima, decide saltarse la cocina y pedir pizza. Sonó el timbre y su pequeño corrió a la puerta, con el rostro iluminado, mientras el repartidor lo saludaba con una sonrisa cálida y una caja humeante en la mano.

La madre firmó el recibo, le agradeció al repartidor y extendió la mano para tomar la pizza. Pero su hijo, sin titubear, le rodeó las piernas al repartidor con sus bracitos y susurró: “Chao, señor”.

El hombre se detuvo, sorprendido. Se le suavizaron los ojos mientras le daba una palmadita en el hombro al niño. “Cuídate, campeón”, murmuró antes de caminar de regreso a su auto. Parecía nada más que un momento inocente y fugaz.

Pero unos minutos después, todo cambió.