Agobiado por años de abandono, el rescate de este gato te romperá el corazón

Su pelaje estaba tan enredado que se arrastraba detrás de ella en cuerdas pesadas, tirándole de la piel a cada paso doloroso. Ya no podía asearse, no podía hacerse bolita para dormir, no podía vivir como debe vivir un gato. Los vecinos murmuraban que la habían abandonado hacía mucho, dejada a rebuscar sobras mientras el peso del descuido casi la consumía. Parecía destinada a apagarse sin que nadie la viera. Pero el destino tenía otro guion. Cuando el final parecía cerca…

Era una escena que detenía a cualquiera en seco. Recostada contra una acera agrietada, una gata apenas se movía: no la hundía solo el hambre, sino una masa impactante de pelo sucio y apelmazado que se retorcía y formaba mechones como rastas descontroladas. La pobre criatura se parecía menos a un gato y más a una alfombra desechada bajo la lluvia.

Al principio, nadie podía creer que aún estuviera viva.

El enredo era tal que el pelo le colgaba del cuerpo en sogas pesadas; cada paso le tiraba de la piel. No podía acicalarse, ni moverse con libertad, ni siquiera hacerse un ovillo para dormir sin dolor. Los vecinos susurraban que la habían dejado atrás hacía años, obligada a sobrevivir de sobras hasta que el abandono casi se la tragó por completo.

Sin embargo, el destino no había dicho la última palabra.