Terapia Presencial: El Camino Más Comprobado hacia el Bienestar Mental (3 of 3)

Facilita la intervención en crisis y el monitoreo de seguridad

Cuando un paciente sufre un malestar agudo, tiene pensamientos suicidas o está experimentando una crisis severa de salud mental, el tratamiento en persona ofrece varias ventajas cruciales. Estando juntos en la misma sala, los terapeutas pueden evaluar de inmediato el estado físico y emocional del cliente, identificar señales de alerta y tomar acción rápida si es necesario. Pueden estar atentos a conductas autolesivas, agitación extrema o signos de abuso de sustancias, que son menos evidentes durante sesiones remotas. Además, en un entorno presencial, los terapeutas tienen un mejor control sobre, por ejemplo, los protocolos de seguridad. Por ejemplo, si un cliente muestra signos de peligro inminente, el terapeuta puede coordinar intervenciones de emergencia en ese mismo momento. Aunque hay un protocolo para manejar crisis en terapia virtual, se puede complicar porque las medidas a menudo dependen de asistencia de terceros. La ayuda suele ser más lenta o menos efectiva que las respuestas inmediatas en persona.

Fomenta el compromiso y la responsabilidad

Cuando asistes físicamente a sesiones de tratamiento en persona, eso solo ya demuestra que estás comprometido con la idea de la terapia. Reafirma la importancia del trabajo que se está haciendo. Después de todo, hay obstáculos que debes superar. Tienes que subirte a tu auto y soportar un trayecto potencialmente largo para llegar allí; estás cumpliendo con citas programadas, incluso cuando eso significa dejar de lado otras cosas que podrías estar haciendo; estás demostrando disposición para participar en un diálogo cara a cara sobre temas difíciles y personales. Claramente, obtener ayuda es una prioridad en este escenario. Sin embargo, las sesiones virtuales potencialmente pueden ser vistas como menos serias. Incluso podrías estar haciendo tu trabajo de oficina o revisando mensajes de texto/correos electrónicos mientras prestas atención a medias a lo que dice el terapeuta. Hay menos consistencia y responsabilidad, y por lo tanto menos efectividad en términos de resultados de salud mental en comparación con el tratamiento en persona.